Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

sábado, 8 de marzo de 2014

Carmona. Convento de la Santísima Trinidad (Descalzas), -I.


Justo frente a la puerta de entrada de la iglesia Prioral, en la acera contraria, se encuentra el convento de la Santísima Trinidad, conocido más popularmente como convento de las Descalzas.
Convento de las Descalzas.
El origen de este convento de Madres Agustinas comienza en el año 1.629 cuando, tras donación de unas casas de su propiedad por doña Juana Camacho, la comunidad funda una nueva sede de la Orden de las Recoletas Descalzas de San Agustín en la localidad, a pesar de la oposición del cabildo eclesiástico, que consideraba que se encontraba demasiado cerca de la Prioral de Santa María.
Vista del convento desde la parte trasera (plaza de las Descalzas).
El levantamiento de la actual iglesia se encarga a Diego Antonio Díaz, Maestro Mayor del Arzobispado hispalense. La construcción comienza en 1.718 continuándose las obras hasta 1.748, año de su finalización según documentan las actas del Concejo de la ciudad.
Todo el conjunto está construido en ladrillo, mostrando una altura de dos plantas, tan solo superadas por la torre y la cúpula del crucero. En el muro que da a la plaza (muro de la Epístola) se encuentran, como es habitual en los conventos de clausura, dos puertas gemelas, de vanos sencillos y forma rectangular, con frontones partidos en los que se sitúan sendas hornacinas, hoy día vacías, coronando cada conjunto una cruz embutida en un vano trilobulado.
Cúpula del crucero.
Desde el punto de vista arquitectónico, el conjunto está conformado por un grupo de edificaciones compuesto de iglesia, coro, sacristía, dependencias de la clausura, etc, todo ello dispuesto en torno a un patio central, sector en el que se encuentra el cementerio y otras construcciones ubicadas en el extremo norte que conectan con el actual huerto. En los extremos se delimita el convento con muros ciegos almenados.
Torre campanario.
La torre campanario, adosada al muro de la Epístola, está realizada igualmente en ladrillo, con planta cuadrada y tres cuerpos de altura más el cupulín, recubierto de azulejos azules y blancos, que está en bastante mal estado.
La iglesia tiene planta de cruz latina con una sola nave, (dividida en tres tramos por arcos fajones), transepto y capilla mayor de cabecera plana. En los muros laterales de la nave se abren los arcosolios de medio punto que albergan los retablos. Tanto la nave como el transepto y la capilla mayor se cubren con bóvedas de cañón dotadas de lunetos, en tanto que el crucero luce una bóveda de media naranja con tambor apoyado sobre pechinas muy adornadas de yeserías, en las que aparecen representados los Padres de la Iglesia. En el tambor, con el borde inferior dotado de varios perfiles ondulados tan característicos en esta ciudad, se abren cuatro óculos que proporcionan luz al conjunto.
Vistas generales de la iglesia desde el coro.
Bóveda de cañón con lunetos y de media naranja en el crucero.
En los pies de la nave están situados, como es normal en las iglesias conventuales de clausura, los coros alto y bajo. Desgraciadamente, no son visitables y, además, la doble reja impide realizar fotografías del interior del coro bajo.
Coros alto y bajo, a los pies de la nave.
Comenzaremos el recorrido por los pies del muro del Evangelio y seguiremos en el sentido de las agujas del reloj.
El primer retablo que encontramos es neoclásico del siglo XIX, dedicado a una imagen de la Virgen moderna. Sobre él, un lienzo de buen tamaño de una Inmaculada, de fecha y autor desconocidos.
Altar neoclásico, en el arranque del muro del Evangelio.
Virgen con el Niño, de advocación desconocida.
Inmaculada.
A su lado encontramos el retablo de San Agustín, de los años sesenta del siglo XVIII, formado  por banco, un cuerpo y el ático, en el que se sitúa un relieve que nos muestra la escena de La Visión de San Agustín. El cuerpo del retablo está presidido por una talla del titular, acompañado por dos figuras de santos jesuitas desconocidos, en tanto que, en el banco, se muestra una poco habitual pintura sobre bronce, de pequeño tamaño.
Retablo de San Agustín.
San Agustín, obispo de Hipona.
Santos jesuitas desconocidos.
La visión de San Agustín. Relieve policromado del ático.
Pintura sobre bronce, en el banco del retablo.
El retablo de la Inmaculada que le sigue es de la primera mitad del XVIII, al igual que la talla que lo preside. A los lados  se presentan dos santos igualmente desconocidos y, en el ático, una paloma representando al Espíritu Santo.
Retablo de la Inmaculada. Primera mitad del siglo XVIII.
Talla de la Inmaculada Concepción, de la misma época que el retablo.
Santo jesuita desconocido.
Santo jesuita desconocido.
Pequeña imagen, en el banco del altar.
Pasamos el púlpito, y en el pequeñísimo brazo del transepto encontramos el retablo de Santa Mónica, sin dorar, de finales del siglo XVIII. Se estructura en banco, un cuerpo de tres calles separadas por columnas corintias, y ático. La figura de la santa es de la misma época del retablo, al igual que las de San Guillermo y San Federico de Ratisbona que la acompañan. La imagen de San Juan de la Cruz, en el ático, es del siglo XVII.
Púlpito.
Una alegoría de la Fe corona el tornavoz del púlpito.
Retablo de Santa Mónica. Finales del siglo XVIII.
San Juan de la Cruz preside el ático.
Talla de Santa Mónica.
San Guillermo.
San Federico de Ratisbona.
Una de las Estaciones del Vía Crucis.
La sacristía, situada junto al retablo de Santa Mónica, también está incluida en el recorrido. En el muro izquierdo veremos una talla de tamaño natural de Santa Teresa de Jesús del siglo XVIII; una mesa central con un Niño Jesús dormido en el interior de una vitrina  nos comentan que es la imagen más antigua del convento. Otros objetos presentes son un Sagrario de madera dorada y policromada de finales del siglo XVII y unos curiosos exvotos en agradecimiento por gracias concedidas.
Santa Teresa de Jesús. Siglo XVIII.
Mesa con vestiduras litúrgicas y Niño Jesús.
Niño Jesús, con sus atributos.
Exvotos por gracias concedidas.
Detalle de uno de los exvotos.
Sagrario dorado y policromado del siglo XVII.
Vistas de la sacristía.

Terminamos aquí la primera parte de la visita. 

Plaza del Marqués de las Torres, s/n.

Horario de visitas:
Viernes y sábados, de 11,00 a 13,30 y de 16,00 a 18,00 horas.
Domingos: 11,00 a 13,30 horas.

Precios: 1,50 €.

No hay obstáculos para personas con movilidad reducida.

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