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miércoles, 11 de febrero de 2015

Visitando la Catedral, XVIII. El Tesoro Catedralicio.

Tras visitar la Capilla del Mariscal tendremos que elegir entre pasar la puerta que hay frente a la entrada de la capilla o la que existe a la izquierda. El orden da igual, porque todas las salas están conectadas entre sí, pero vamos a escoger la situada a la izquierda, que nos permitirá recorrer el resto de estancias en el sentido de las agujas del reloj, lo que nos ahorrará tener que regresar sobre nuestros pasos.
Capilla del Mariscal. La puerta de la izquierda nos conduce a la Sala de Ornamentos y la otra al Antecabildo.
Puerta de entrada a la Sala de Ornamentos.
La puerta, desde dentro.
Armadura de casetones de la Sala de Ornamentos.
Pinturas sobre la puerta de entrada desde la Capilla del Mariscal.
Esta última fotografía no la incluí en la primera versión de esta entrada, en parte por haber salido demasiado oscura para mi gusta y también por desconocimiento de la importancia de la pintura central. Gracias a un comentario de un lector he sabido que se trata de María Magdalena como Alegoría de la Melancolía, de la artista romana Artemisia Gentileschi, reconocida seguidora de la escuela de Caravaggio. Se la considera como precursora del barroco y una de las artistas más importantes de su tiempo. Vivió una existencia agitada, principalmente por su condición de mujer (buena) artista, como lo demuestra el hecho de haber sido protagonista de varias novelas, documentales y largometrajes.
María Magdalena como Alegoría de la Melancolía. Artemisia Gentileschi.
Pintó dos versiones de este cuadro. La primera es esta de la Catedral (lástima del lugar tan poco apropiado para exhibir una obra maestra), que recientes estudios demostraron que fue retocado por la autora por motivos púdicos. La otra versión, unos años posterior, se exhibe en el Museo Soumaya, de Ciudad de México. Esta duplicidad era frecuente en los artistas de la época y en el caso de Artemisia en particular.

Cortesía de Wikipedia.
La sala del lado izquierdo estaba ocupada antiguamente por la Contaduría Mayor de la Catedral. Ahora se le llama Sala de Ornamentos y en ella se expone el Tesoro Catedralicio. Si bien las obras artísticas (pinturas, esculturas, retablos, sepulcros, orfebrería en plata, oro y marfil, etc) se encuentran repartidas por todo el templo metropolitano (y también guardadas fuera de la vista, que según fuentes bien informadas el Cabildo posee objetos artísticos para llenar tres catedrales), en esta sala se han reunido una serie de elementos de orfebrería, principalmente de oro, plata y piedras preciosas que, por su tamaño, permiten la exposición en vitrinas pequeñas. Así, encontramos bandejas, cálices, vasos, platos, vinajeras, relicarios y otros objetos realizados por los más prestigiosos  artistas y donados a la institución a lo largo de varios siglos por papas, obispos, cardenales y seglares.
1. Anónimo florentino siglo XIV. Virgen con el Niño. 
2. Copa parisina de cristal de roca, llamada de San Fernando. 
3. Cruz de ágatas siglo XIV. 
4. Portapaz de Felipe V de Francia y Juana de Borgoña.
1. Cáliz, vinajeras, campanilla y salvilla donados por el Virrey de Nueva España. 
2. Ostensóreo donado por doña Isabel Pérez Caro, Siglo XVIII. 
3. Patena de la Santa Cena. 
4. Cáliz y copón de oro adornados con piedras preciosas.
Coronas realizadas con motivo de la Coronación de la Virgen de los Reyes. 
Manuel de la Torre 1.904.
Bandeja. Anónimo sevillano siglo XVII.
Bandeja. Amberes, siglo XVI.
1. Cruz relicario de la Santa Espina. Anónimo francés siglo XV. 
2. Lignum crucis llamado de Constantino. Siglo XVI. 
3. Cruz relicario con esmaltes y camafeos con grupo de La piedad. Siglo XIV.
Bandeja con escudo del cardenal Delgado Venegas. Anónimo siglo XVIII.
1. Relicario San Clemente donado por el obispo de Scalas. Anónimo s. XVI. 
2. Portapaz de santa Ana. Martín de Oñate. Siglo XVI. 
3. Portapaz de la Asunción de la Virgen. Hernando de Ballesteros, 1.556. 
4. Copón de la Pasión. Anónimo mejicano, siglo XVI. 
5. Cruz donada por Pío V al Gran Duque de Parma. Giorgios Laskaris s. XVI.
Bandeja. Madrid, siglo XX.
1. San Fernando y San Luis de Francia, donados por los duques de Montpensier. 
Real Fábrica de Platería Martínez siglo XIX. 
2. Virgen con el Niño. Marfil filipino siglo XVII.
Una de las mejores piezas de la exposición. Lamentablemente, no está rotulada.
1. Crucificado y María Magdalena al pie de la Cruz. Taller Sajonia s. XVIII. 
2. Cruz relicario. Madrid siglo XVIII. 
3. Figura de la Iglesia. Anónimo siglo XVII. 
4. Rosario de turquesas y filigrana. Siglo XVIII. 
5. Rosario de venturinas y filigrana. Siglo XX.
Bandeja. Madrid siglo XX.
1. Relicario de San Juan de Ribera. Sevilla siglo XIX. 
2. Relicario de San Lorenzo. Anónimo siglo XVI. 
3. Relicario de San Pedro. Siglo XVI. 
4. Relicario de San Sebastián. Hernando de Ballesteros, el Viejo 1.558.
Bandeja con el escudo del Cabildo de Sevilla. Vicente Gargallo siglo XVIII.
1. Jarras para pontificiales. Hernando de Ballesteros, el Joven siglo XVI. 
2. Jarra donada por el cardenal Delgado. Damián de Castro siglo XVIII.
Bandeja donada por el cardenal Delgado. Damián de Castro siglo XVIII.
1. Vinajeras donadas por Luis Felipe de Francia. Taller Montaguy s. XIX. 
2. Naveta, Anónimo siglo XVIII. 
3. Ostensóreo de san Juan Nepomuceno. Anónimo italiano siglo XVIII. 
4. Juego de cáliz, campanilla, vinajeras y salvilla. Damián Castro s. XVIII. 
5. Incensario de oro donado por don Manuel Paulín de la Barrera. 
Antonio Méndez siglo XVIII.
1. Urna y peana para el Jueves Santo. Siglo XVIII. 
2. Llaves de la urna del Jueves Santo. 
3. Copas y platos de oro donados por el arzobispo Vizarrón. Siglo XVIII.
Bandeja dorada. Mallorca, siglo XVIII.
Bandeja. Anónimo sevillano siglo XVII.
Aguamanil de la sierpe y jarras para óleos. Siglo XVI.
Es difícil destacar alguna pieza entre tanta magnificencia, pero personalmente me quedo con la cruz de oro y carey que nos encontramos tras las dos pequeñas puertas del fondo, que conducen a un pequeño pasillo que nos llevará a la Sala de Cabildos.
Aquí vemos los dos extremos del pasillo.
Y aquí la cruz de oro y carey a la que me refería.
Finalizo aquí la entrada. En la próxima visitaremos la Sala Capitular.

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